¿Por qué el amor propio es tan importante? ¿Cuál la razón por la que se suele decir que sin amarnos será difícil amar a alguien más?
En primer lugar, vamos a pensar acerca del sentido de la palabra amor. Sin duda, definirlo no es una de las tareas más sencillas. Por el contrario.
Bien, tal vez el amor no sea solo un bello sentimiento presentado a menudo en las películas. Quizá tampoco es solamente la expresión de deseo abrasador que escuchamos en algunas canciones.
Es cierto que el sentimiento bello y el deseo abrasador también pueden ser expresiones del amor. Pero, desafortunadamente, con cierta frecuencia idealizamos el amor como algo muy lejano y no notamos los signos de su presencia cerca de nosotros.
Es realmente difícil saberlo, pero creo que el amor no sea apenas un encantamiento ni siquiera algo que llega ya listo a nuestras vidas, sino, por el contrario, algo que se construye continuamente, y que propiamente no tiene un modelo al que corresponda.
El amor depende de cómo lo elaboremos, es decir, la definición de amor ha sido y seguirá siendo escrita por ti a lo largo de tu vida. Por eso, es preciso tiempo para cultivar el amor tal como se cultiva una planta.
Ahora bien, pese a creer que el amor sea algo al cual podamos construir de diversas formas, también pienso que hay algunas cosas que pueden caracterizarlo.
En efecto, aunque no nos arriesguemos a definirlo, el amor es algo así como la confluencia de palabras y gestos. Es decir, el amor es expresión, pero no solo en palabras, sino también en actitudes que manifiestan el querer bien a quien se ama.
Y es precisamente en ese aspecto – el querer bien – que comenzaremos a profundizar nuestra reflexión sobre la importancia del amor propio.
¿Qué es al amor propio?
El amor propio es un estado de autoestima que proviene de acciones que nos ayudan a crecer psicológica, física y espiritualmente. Se manifiesta también a través del autocuidado.
Proviene de la madurez y el autoconocimiento, que nos permiten identificar nuestras fortalezas y debilidades y aprender a lidiar con ellas. Es decir, no es una visión tergiversada de sí que desconsidera las propias fragilidades.
Por el contrario, el amor propio es quererse bien como uno es, pero eso tampoco implica no trabajar para ser mejor.
Siendo así, al hablar de amor propio estamos delante de la capacidad de aceptación de nuestras cualidades, defectos, logros, fracasos, elecciones y experiencias de vida en su plenitud.
Él nos permite entender que nuestra felicidad está en nuestras propias manos y que, siendo nuestra posesión más importante, no puede ser sometida al control de los demás.
Quienes se aman entienden que son personas imperfectas y pueden cometer errores, además de estar dispuestas a mejorar sin interferencias del orgullo.
Por otro lado, si no es algo bien trabajado, existe la posibilidad de deformarlo y dar lugar a sentimientos como el orgullo, el egoísmo y la vanidad.
¿Sería el amor propio un tipo de egoísmo?
El amor propio a veces es confundido con el egoísmo, pero no son la misma cosa. Mientras el egoísmo es un aprecio exclusivo por sí mismo y por los propios intereses, el amor propio no nos desconecta de las necesidades de los demás.
Muchas veces la confusión entre esos dos conceptos se debe a una idea difundida según la cual pensar en sí es propio de personas egocéntricas e individualistas.
No obstante, lo que difiere egoísmo y amor propio es que el primer consiste en una tomada de actitud que se cierra en sí, mientras que el segundo, no.
Recuerde que cuidar de ti y darte tiempo para eso no es egoísmo, sino una necesidad. Es preciso tomar el tiempo necesario para quererse bien.
¿Es fácil desarrollarlo?
Llegamos a un punto importante en este texto: ¿Es o no fácil desarrollar el amor propio?
Sencillamente podemos afirmar que no es una tarea fácil desenvolver y hacer madurar el amor propio.
Muchas veces, por ejemplo, profesamos creencias que nos llevan a pensar que no merecemos ser completamente felices y cosas así.
Mucho de eso tiene que ver con otro concepto importante: la autoestima. Es común encontrar a personas que tienen una valoración muy negativa de sí mismas.
Cuando ese aspecto no es trabajado, hay el riesgo de tampoco lograr desarrollar el amor propio. Hay algunos comportamientos que, cuando convertidos en hábitos, pueden ayudarte a trabajar tu autoestima:
- No te compares con los demás.
- No generalices tus experiencias.
- Confía en ti mismo.
- Sé más compasivo con tus errores.
La importancia del autoconocimiento
Otro elemento importante en la construcción del amor propio es el autoconocimiento. Hemos dicho que el amor propio consiste, en primer lugar, en la identificación y aceptación de nuestras fortalezas y debilidades.
Para reconocer esos elementos un proceso de autoconocimiento es fundamental. En efecto, no podemos amar lo que no conocemos.
Dé para sí un tiempo para vivir ese proceso y busque ayuda profesional caso lo puedas hacer.
Aunque conocerse a profundidad puede generar temor en algunos, sin conocernos no podremos identificar el origen de algunos de nuestros comportamientos.
Tampoco podremos reconocer qué es lo que nos condiciona y muchas veces nos impide de desarrollar el amor propio.
El amor propio en las dimensiones de nuestra vida
Nivel físico
Observe cómo te alimentas. ¿Expresas el autocuidado por medio de lo que comes?
Es importante observar la calidad y la cantidad de lo que comes, tratando de comprender qué es realmente saludable para ti.
Además, lo ideal es desarrollar una relación con la comida, no solo tragándola, sino aprendiendo a valorarla y saborearla, por todo lo que representa.
Nuestra mente
Observe tus pensamientos y la forma en que tratas a ti mismo. ¿Eres tu mejor amigo o amiga? ¿Te motivas, acoges, animas y aceptas?
¿Cómo alimentas tu mente, ya sea a través de la lectura, las películas, la espiritualidad y las conversaciones?
Las emociones
¿Cómo te relacionas contigo? ¿Te permites construir afecto contigo y con los demás, enfocándote en lo mejor y lo mejor de los demás?
¿Te permites sentir emociones negativas tratando de aprender a lidiar con ellas?