El amor propio es el amor que las personas tienen por sí mismas. Se trata de algo que influye directamente en la toma de decisiones y que interactúa con los valores personales.
Desde hace varias décadas, tanto psicólogos como psicoanalistas se atentan para esa relación de los pacientes consigo mismos cuando realizan su trabajo de escucha especializada.
Aunque quizás suene a «romantización de la vida», sin amor propio es imposible encontrar la felicidad, el éxito y la realización personal.
Definición de amor propio
El primer paso para afirmar que comprendemos algo es entender el concepto. En ese caso, podemos definir el amor propio como la forma con que una persona cultiva la autoestima.
Es la plena aceptación de cualidades, defectos, logros, fracasos, elecciones y experiencias de vida. Si eres una persona que ha desarrollado tu amor propio, probablemente has llegado a entender que eres imperfecta y cometerás errores, pero a la vez te dispones a ejercer tu voluntad de mejorar sin la distracción del orgullo.
Por otro lado, el término también se refiere al autocuidado que tomamos con nosotros mismos, refiriéndose a nuestro cuerpo y mente.
En ese sentido en que estamos hablando, el autocuidado no depende de la apariencia física, origen, situación económica, educación y otras variables externas. Todas las personas pueden amarse a sí mismas, sin importar cuál sea su situación de vida.
Asimismo, el amor propio influye directamente en la forma como te relacionas con los demás, incluyendo en tu capacidad o incapacidad de decirle «no» cuando las circunstancias lo exigen o cuando percibes que de hecho no puedes asumir un nuevo compromiso o ayudar a alguien. Eso, por ejemplo, evita la sobrecarga emocional y la fatiga física.
Cómo desarrollar el amor propio
Disponerte a emprender ese camino de desarrollo del amor propio es el primero y más crucial paso para aprender a amarse más.
Después de eso, los pasos que presentamos a continuación pueden también ayudarte.
Ponerse en primero lugar también es amor propio
Ciertamente, al leer eso, algunas personas pueden pensar que estamos ante una actitud egoísta, pero no es bien así.
El egoísta se cierra en sí, y se considera como el centro de todo. Por otro lado, al pensar en el amor propio estamos considerando el autocuidado y el aprecio que la persona tiene por sí misma.
¡Es preciso cuidarse! Descuidar tus deseos personales puede conducir a la depresión, el agotamiento o la ansiedad. Podemos incluso volvernos apáticos por no permitirnos disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
Tus necesidades y deseos deben ser la prioridad. Tomar un tiempo adecuado de descanso o hacer algo solo para tu propio beneficio, como tener un hobby, es totalmente saludable. Todas las personas necesitan pasar un momento relajante y divertido en sus vidas. Son esos momentos que proporcionan felicidad y mantienen la salud mental.
Reconozca tus límites
Aunque nos esforcemos para ser personas fuertes, lo más seguro es que todos tenemos también vulnerabilidades y límites. Y Cultivar el amor propio en tu vida también requiere descubrir y comprender cuáles son tus límites para que puedas permitirte las pausas que te sean necesarias.
Por supuesto que podemos, y debemos, ayudar a las personas. Pero el problema de este hábito es cuando al prestar demasiada atención a la otra persona nos terminamos descuidando. Dicho esto, vale la pena evaluar tus límites personales cuando comiences a lastimarte para ayudar a los demás.
Establezca límites y eso te ayudará a comprender cuáles ocasiones funcionan mejor para ti y cuáles te agotarán. Pero antes de comenzar este ejercicio, recuerda que tus límites son diferentes a los de los demás.
Después de todo, es por esta diferencia que a veces nos sentimos incómodos con ciertas situaciones que nuestros conocidos no sienten, incluso con la misma experiencia. ¡Así que no te obligues a ser como los demás porque todos saben lo que es mejor para ellos! Al menos es lo que esperamos.
Tener un propósito en la vida
Si salimos en un viaje sin definir el destino, tendremos dos posibilidades: nunca llegaremos a un lugar que nos contenta o nos contentaremos con cualquier lugar.
Descubrir tu propósito en la vida también es una forma de desarrollar el amor propio. Al fin y al cabo, un propósito, alineado a las metas y a las herramientas que usamos para lograrlas, tiene la capacidad de hacernos felices y sirven como un gran motivador para levantarnos todos los días.
Abrazar un propósito y perseguirlo para lograrlo te permite hacer lo que siempre has querido hacer y, como dijimos, no hay nada más amoroso que perseguir tu felicidad, ¿verdad?
Pero si aún no sabes cuál podría ser tu propósito, no te desesperes. Esta falta de conocimiento es una gran oportunidad para que experimentes con varios propósitos más pequeños hasta que encuentres el tuyo.
Aprende a perdonarte e a perdonar
Todos, sin excepción, cometemos errores. Los errores ocurren porque no somos criaturas perfectas, capaces de predecir el futuro y controlar cada detalle de los eventos.
La aversión a ellos, común entre los perfeccionistas o entre las personas que temen el conflicto, puede generar estrés y ansiedad.
La invitación que te dejamos es a aprender que los errores pueden, sí, ser beneficiosos. No se trata, por supuesto, de tener ganas de equivocarte, sino de sacar lo bueno de las experiencias no tan buenas así.
Y, en ese sentido, los errores nos ayudan a cambiar nuestro comportamiento y a tener más atención a las áreas de nuestra vida que ignoramos. En otras palabras, impulsan nuestro crecimiento personal.
Por eso, perdona tus faltas, palabras expresadas de forma ofensiva e inapropiada, pero disponte a mejorar. De esa manera, puedes concentrarte en el momento presente.
Motivación final para que desarrolles tu amor propio
El amor propio nos hace mirarnos con ojos más complacientes y a querernos de verdad. Por eso, busca el control emocional, busca comprender a las personas, siempre, o la mayor parte del tiempo. Vive feliz, olvida las opiniones de los demás, no guardes enojos, resentimientos.
Además, para cultivar tu amor propio, aprenda a ser una persona siempre dispuesta a perdonar y ten coraje, confianza y seguridad. Y no te olvides, si fallar, levántate para comenzar de nuevo.