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Efecto Pigmalión ¿Qué es y cómo se aplica?

Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas solo conversando son capaces de cambiar el estilo de vida de otros, cómo es posible que mediante el esfuerzo constante y soporte de los más allegados seamos capaces de superar nuestras propias expectativas.


Se ve muchísimo en el deporte, los mentores y entrenadores hacen un seguimiento exhaustivo de las capacidades de los deportistas y los hacen romper las barreras de los récords conocidos.


Incluso en el colegio o trabajo nos hemos visto superados por las circunstancias y luego llega una persona y con su apoyo te das cuenta que eras capaz de lograr grandes cosas, solo que por ti mismo no podías creerlo.

Pareciera que solo necesitábamos un pequeño empujón. Precisamente de eso se trata el efecto Pigmalión.

 

¿Qué es el efecto Pigmalión?


El efecto Pigmalión es el fenómeno por el cual las expectativas más altas conducen a un mayor rendimiento. Puede entenderse mejor cuando entendemos que nuestras creencias sobre las habilidades de otra persona influyen también en las acciones hacia ella.


Estas acciones tienen un impacto sobre las creencias de los demás sobre sí mismos. Las creencias sobre nosotros mismos causan las acciones de los demás hacia nosotros, lo que nuevamente refuerza nuestras creencias sobre esa persona. Y así una y otra vez, como un ciclo constante.


Pero por supuesto este efecto también resulta contraproducente cuando nuestras expectativas o creencias hacía una persona o proyecto son bajas. Y de esta manera afectamos los resultados. Porque influimos de tal manera que los resultados obtenidos serán acorde a las bajas expectativas.


El experimento Rosenthal


El efecto Pigmalión también se conoce como el experimento Rosenthal que lleva el nombre de una investigación de Robert Rosenthal en Harvard.


En un primer estudio, desafió a los sujetos de prueba a entrenar ratas para completar un laberinto. A la mitad del grupo se les dijo que sus ratas eran extremadamente inteligentes y específicamente entrenadas. A la otra mitad se les dijo que sus ratas eran tontas. De hecho, las ratas eran todas iguales.


Durante el experimento, sin embargo, las ratas «inteligentes» se desempeñaron mucho mejor que las «tontas». Esto mostró cómo la expectativa de los entrenadores influyó incluso en el rendimiento de las ratas.

 


El efecto Pigmalión en las escuelas


Rosenthal luego estudió el efecto Pigmalión en las Escuelas junto con Leonore Jacobson:


Al comienzo del año escolar, a un grupo de maestros de primaria se les dijo que algunos de sus nuevos alumnos tenían un talento y un potencial extraordinarios. Esta información, que era completamente inventada, se proporcionó aleatoriamente sobre estudiantes promedio en cada clase. Todos los estudiantes habían realizado la prueba de coeficiente intelectual (CI) de antemano.


Al final del año, los estudiantes que se describieron como más talentosos habían aumentado significativamente su rendimiento en las pruebas de coeficiente intelectual en comparación con el resto de la clase.


Robert Rosenthal concluyó: «Cuando esperamos ciertos comportamientos de otros, es probable que actuemos de manera que haga que el comportamiento esperado sea más probable de ocurrir».


¿Qué podemos destacar sobre la estructura del efecto Pigmalión?


De antemano podemos decir que es un proceso cíclico de creencias y acciones conectadas mutuamente. Esta funciona con incentivos emocionales que motivan o desmotivan a los individuos que participan en ella. Con ella se miden los niveles de influencia que tienen las creencias personales y los sesgos sociales.


Nuestro sistema de creencias influye directamente en nuestras acciones y en la de los demás.


Por esta razón es necesario que creamos en nosotros mismos y que tengamos especial cuidado con los prejuicios hacia los demás ya que los podemos afectar negativamente.


Las acciones que tengamos hacía los demás impactan también sus creencias sobre ellos mismos.
Y recíprocamente el sistema de creencias sobre sí mismos de los demás, causarán acciones directas hacia nosotros.


Lo que ocasionará que tú refuerces las creencias que tienes sobre los demás.


En otras palabras, la forma de ser, pensar y actuar de las personas nos lleva a generar expectativas sobre todo lo que hacemos. Tendemos por defecto a la asociación de comportamientos e ideas a individuos que ni siquiera conocemos, e incluso nos atrevemos a hacer comparaciones, además siempre procuramos justificar nuestras propias ideas por encima de las ideas de terceros.


Expectativas versus prejuicios


El efecto Pigmalión se trata de hacer realidad expectativas, y las expectativas son una imagen mental respecto de una cuestión puntual nuestra o colectiva. Sin embargo, el concepto de expectativa que aquí interesa es el que pueda predecir las relaciones interpersonales, es decir, la expectativa sostenida respecto de un tercero o respecto de nosotros mismos.


Es la misma expectativa la que nos lleva de la mano con esperanza y confianza en que realizaremos o lograremos algo magnífico.


Un concepto íntimamente ligado con el de expectativa, es el de prejuicio. Lo podemos definir como la “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”. Normalmente, los prejuicios, a diferencia de las expectativas, evocan una cuestión social, racial o sexual; tienen un trasfondo físico que podríamos relacionar con temas de discriminación y suelen ser compartidos por un entorno social concreto.


Sin embargo, en este artículo los prejuicios no serán más que una manifestación común de una expectativa negativa sobre un tercero, con preferencia, usaremos el término expectativa negativa que tiene mayores connotaciones.


En cualquier caso, lo cierto es que los prejuicios y las expectativas emergen continuamente en los distintos contextos en los que nos desenvolvemos.


Entonces es importante que nos podamos desprender de los prejuicios propios y hacía los demás para poder generar un impacto positivo en los que nos rodean.


Debemos ser un entrenador paciente y a la vez exigente con quienes nos relacionamos, y obtener así, de esta manera mejores relaciones de trabajo, mejores calificaciones, trabajar en equipo fluidamente, y por supuesto generar grandes resultados en el ámbito donde nos desarrollemos.


¿Qué opinas sobre el efecto Pigmalión? ¿Crees que has sido víctima de prejuicios externos y que por eso no has podido lograr algún proyecto? o por el contrario, ¿te crees afortunado porque has contado con personas que te han brindado su apoyo incondicional?


Cuéntanos en los comentarios que te ha parecido este artículo y si crees en la teoría del efecto Pigmalión.

Luis - Equipo Editorial

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