Empoderamiento es una palabra que ha ganado espacio en el vocabulario de uso cotidiano de muchas personas.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, empoderamiento significa la «acción y efecto de empoderar (hacer poderoso a un desfavorecido)».
A partir de la definición, ya nos resulta posible hablar acerca del tema. Empoderar a alguien es reconocerle la autoridad de tomar decisiones en lo que le tange a su vida. Y asegurarle su espacio de pertenencia y de libre manifestación de sus ideas en el contexto social.
Aunque parezca algo sencillo, no lo es. Especialmente si pensamos, por ejemplo, en la lucha por derechos de las mujeres, de los afrodescendientes, de la comunidad LGBTQIA+, o de las personas con alguna deficiencia.
En efecto, la discriminación es muy visible en sociedades plasmadas sobre estructuras machistas y con fuerte énfasis en el patriarcado y con rasgos racistas.
Las personas que no se «cuadran» en los criterios impuestos por el grupo dominante muchas veces son marginadas.
El problema es mucho más hondo de lo que muchas veces se piense. Consideremos, por ejemplo, la problemática del racismo. Países de Latinoamérica, pero también en los Estados Unidos y en Europa se ven continuamente confrontados con eso.
Si consideramos el desarrollo histórico de muchas naciones, nos deparamos con la indignante cultura esclavista de muchos siglos.
En Latinoamérica, millones de mujeres y hombres han sido sacados a fuerza del continente africano y sometidos a trabajos forzados en América, bajo dominio de colonizadores españoles y portugueses.
Con el paso de los años, la esclavitud pareció cesarse. Sin embargo, aquellas personas que experimentaron la negación del reconocimiento de su humanidad no han tenido acceso a derechos. Y sus descendientes todavía lo sienten. Ese es solo un ejemplo de lo que hoy es llamado de racismo estructural.
¿Qué es empoderamiento?
La palabra empoderamiento proviene del vocablo inglés empowerment.
El concepto surge en Estados Unidos, en los años 70, con el objetivo de debatir cuestiones civiles relacionadas con la raza, y pronto, fue incorporado por el público femenino.
El empoderamiento es una acción que repercute socialmente, con la que se busca potencializar debates que tienen como objetivo mejorar la conciencia ciudadana sobre los derechos sociales y civiles.
Esa conciencia permite la adquisición de la emancipación individual y también la conciencia colectiva necesaria. Lo que se busca es superar la dependencia social y la dominación cultura y política a la que algunos grupos se ven sometidos.
Empoderamiento de las mujeres
En la práctica, las mujeres tienen menos oportunidades que los hombres, lo que se nota especialmente en el trabajo.
Todavía hay empresas que prefieren no contratar mujeres, porque esas pueden quedar embarazadas y solicitar una licencia por algunos meses.
Además, no faltan, incluso en la actualidad, quienes pagan un menor salario para mujeres que realizan las mismas actividades laborales que los hombres.
Pero no es solo en el ámbito del trabajo que sigue sometiendo a las mujeres. También en las relaciones familiares eso es notable.
Muchas veces, además de los compromisos con la propia carrera y con los estudios, hay esposas que tienen que asumir solas, sin la división de tareas con el esposo, las responsabilidades con los hijos y con el hogar.
El empoderamiento femenino es importante para que las propias mujeres lleguen a ser más conscientes de su potencial, lo que no sucedió mucho en la creación femenina durante varias décadas.
Esta noción es capaz de hacerlas, finalmente, buscar el debido reconocimiento de su lugar en la sociedad y luchar por la ocupación de espacios que, en general, solo tienen los hombres.
Ser empoderado y empoderarse
Una importante discusión surge, además, cuando hablamos sobre empoderamiento: Qué importancia tiene el empoderamiento femenino: ¿las personas y grupos marginados deben ser empoderados o empoderarse?
Aunque parezca un simple juego de palabras, la pregunta trae algo complejo. En primer lugar, el problema es que la primera opción: ser empoderados, depende de que una clase que mantiene el poder lo otorgue a los que le son sumisos.
En ese sentido, podemos pensar, por ejemplo, en que los hombres deban dar más espacio para las mujeres, ya sea en las relaciones familiares, ya sea en la sociedad como un todo.
El gran dilema, sin embargo, es que en ese caso el empoderamiento puede no llevar a una verdadera emancipación. Y ser personas empoderadas necesariamente consiste en conquistar autonomía en las decisiones.
En ese sentido, quizá resulte más factible la lucha de las mujeres y de todos los grupos marginados por emanciparse.
Es cierto que en esos conceptos encontramos algo del marxismo, sobre todo, la lucha de clases. Pero en el fondo lo que subyace no es una búsqueda por simplemente invertir el orden social, sino por tornarlo menos injusto.
Podemos aquí recordar lo que dijo el gran educador brasileño Paulo Freire: «Cuando la educación no es liberadora, el sueño del oprimido es ser el opresor». Es decir, la persona o clase marginada no solo busca emanciparse, sino que también desea sojuzgar a quien antes le oprimió.
Al discutir esa diferencia, lo que se busca es resaltar la importancia de que la lucha por empoderarse consiste por buscar modelos sociales en que la tan antigua idea de señores y esclavos ya no debe existir.
Así mismo, solo empoderándose serán aseguradas la emancipación y la igualdad de derechos para todos y todas que históricamente han sido oprimidos.
Empoderarse como persona
Hasta aquí hemos resaltado la importancia del empoderamiento en el sentido social que se le da a ese término.
En efecto, hemos destacado la importancia del empoderamiento femenino, pero cabe recordar que también los negros, la comunidad LGBTQIA+, las personas con discapacidad y otros grupos humanos precisan tener sus derechos respetados.
Pero, además de la visión colectiva, que es muy importante, es también útil resaltar las luchas de cada persona para lograr empoderarse.
Lo que están en juego en esos casos, es el esfuerzo por conseguir mayor autonomía para gerenciar la propia vida.
En tal sentido, profundizar en el camino personal de autoconocimiento, mejorar la autoestima y trabajar herramientas de inteligencia emocional y de crecimiento personal puede ser muy importante para ese auto empoderamiento.