La vida es marcada por etapas o ciclos que comienzan y luego llegan al fin. En ese sentido, hablar de las nuevas fases de la vida implica, en primer lugar, reconocer los constantes cambios a los que estamos sometidos.
En efecto, la fugacidad que imprime su sello en la existencia ya había sido identificado por el filósofo griego Heráclito de Éfeso, quien vivió en el siglo VI antes de Cristo. Es atribuida a Heráclito la famosa citación: No puedes bañarte en el mismo río dos veces, puesto que el río y tú no son los mismos.
Si hubiéramos que presentar a ese pensador por medio de una idea fundamental, sería la concepción de que Todo fluye nada permanece, y lo mismo pasa con la existencia humana, identificada con los cambios presentes en todas las nuevas fases de la vida.
Nuevas fases de la vida
Más que una cadena de eventos, nuestras vidas están sujetas a cambios que significan aceptación y duelo en nuestro ciclo vital humano, así como nuevos desafíos y oportunidades. Una clave para superar estos momentos de crisis es volver al centro de nuestro ser y recuperar nuestras capacidades ocultas.
De ese modo, somos capaces de experimentar los cambios que se nos presentan de manera lo más saludable posible, y no nos cerramos ante lo desconocido.
La existencia humana evoluciona siguiendo un flujo continuo y discontinuo, con fases y momentos en los que nos enfrentamos a nuevos retos.
Desde el nacimiento hasta el final de la vida, hay una cadena continua de cambios. Siempre estamos en el proceso de volvernos nuevos, diferentes y en proceso de renovación de nosotros mismos. Tal es el caso de las nuevas fases de la vida que experimentamos gradualmente.
Todos los seres vivos pasan necesariamente por dos etapas de la vida: el nacimiento, que es cuando comienza la vida en este mundo; y la muerte, cuando termina.
No tenemos control sobre estas dos etapas. Ahora bien, lo que podemos manejar, sin embargo, es lo que pasa entre estos dos eventos.
Etapas de la vida humana
La vida humana posee algunas etapas cuyas características suelen ser comunes para las personas: infancia, adolescencia y madurez es una de las maneras tradicionales de presentar esas fases.
Infancia
Este es el período desde el nacimiento hasta los 11 años, donde vivimos grandes momentos de aprendizaje, convivencia y evolución a medida que descubrimos cómo el mundo y la sociedad se relacionan y evolucionan.
Es cuando comenzamos a hablar, caminar, escribir y crear nuestras propias mentes que necesitamos y tenemos personas responsables para guiar nuestro desarrollo en esta etapa. Existe un período de transición llamado pubertad entre la niñez y la adolescencia, que se da en las niñas de 8 a 13 años y en los niños de 9 a 14 años.
¿Cómo vivir esta etapa?
Para que un niño crezca con normalidad e ingrese al mundo social, es importante que no solo tenga un ambiente lleno de amor, cariño y cuidado. También es necesario que él proporcione suficientes límites y un entorno ideal para que se sienta seguro.
Compartir tiempo con nuestros hijos tanto como sea posible y evitar los ‘canguros cibernéticos’ como televisores, consolas de juegos, tabletas y teléfonos celulares ayudará a las futuras etapas de desarrollo.
Adolescencia y juventud
La adolescencia es una de las nuevas fases de la vida y suele durar de doce a veinte años. Durante esta fase se producen muchos cambios tanto en el cuerpo como en nuestra mente.
En las niñas, se producen algunos cambios en el cuerpo y se produce la menstruación. En los niños, la voz cambia, el cabello comienza a crecer y el cuerpo sufre cambios importantes.
Esta es una gran etapa de transformación social, porque ahí es cuando empezamos a tener relaciones románticas con otras personas y empezamos a trabajar. El grupo de edad de 16 a 29 años se puede llamar juventud, que es la fase de transición de la adolescencia a la edad adulta.
¿Cómo vivir esta etapa?
Según diferentes estudios a nivel mundial, los adolescentes felices disfrutan de una mejor salud física y mental cuando son adultos.
Por lo tanto, es necesario brindar a los adolescentes herramientas que les permitan interactuar con el mundo exterior de manera independiente, respetar sus necesidades de privacidad y ayudarlos a fomentar conexiones saludables con sus amigos.
Con la tecnología cada vez más en la vida de todos y cada vez más en la vida de los jóvenes, intensificar la actividad al aire libre es más importante hoy que nunca. Otras ideas son inspirar la lectura, el pensamiento y seguir compartiendo espacios relacionales con nuestros adolescentes.
Nuevas fases de la vida: edad adulta
La etapa adulta comienza alrededor de los veinte años. Aquí se han estabilizado los cambios que se dan en la adolescencia y se ha incrementado mucho el sentido de la responsabilidad.
En algunos casos, la persona se ha vuelto total o parcialmente económicamente independiente; a través del trabajo.
Por lo general, en esta etapa, las personas suelen formar una nueva familia. Esta es una era de buenas relaciones sociales, culturales y económicas.
Las mujeres entre 35 y 65 años pasan por un período de transición llamado menopausia, cuando el cuerpo comienza a prepararse para el final de la menstruación.
¿Cómo vivir esta etapa?
Quizás este sea el período más estable para la humanidad. La autoconciencia se propaga, las personas se convierten en miembros activos de la sociedad y el trabajo da forma a la vida personal.
Ante los problemas de una vida cada vez más acelerada, debemos tratar de equilibrar el misterio de nuestras necesidades y deseos. Para ello, es importante darle espacio y tiempo.
Enfrentando las crisis en los cambios de las nuevas fases de la vida
Una crisis personal nos sitúa en una fase acelerada de nuestra existencia, al mismo tiempo que se presenta como una oportunidad para afrontarla.
Nos sitúan en el centro de nuestro ser y nos obligan a mirarnos a nosotros mismos. Nos obligan a vivir en nuestro tiempo y a reconocer nuestras historias personales.
La clave para una adaptación saludable es encontrar nuestra propia capacidad para salir de los problemas.